Instantes de desesperación y terror vivieron habitantes de El Castaño

Los habitantes del noreste de Maracay, en especial, los que viven más arriba de esa zona, han aprendido a darle lectura a las condiciones del tiempo; sin ánimo de ser pitonisas, muchos se atreven a predecir, qué río o quebrada aumentará su nivel de agua, cuando en el cajón natural que está formado entre la montaña (Parque Henri Pittier) se agrupan las nubes, en especial, las que se tornan más oscuras.

El lunes 17 desde la madrugada estaba lloviendo en la cima. Unos dicen que el aguacero que comenzó el domingo por la noche en ese lugar se extendió por muchas horas, en comparación a otras zonas de la ciudad de Maracay.

Presentían que la corriente del río Corozal “no era normal” y que gracias a las voces que se hicieron escuchar por “radio bemba”, los vecinos de El Castaño ya sabían que el dique del sector Palmarito había superado sus estándares. La incertidumbre cobró más fuerza con el transcurrir del tiempo, y pasó rápidamente, de un momento incierto a una realidad.

El agua comenzó a recorrer la avenida principal de El Castaño y algunas calles desde las 11:00 de la mañana. Las alarmas, implícitamente, comenzaron a activarse y la preocupación aumentó cuando efectivos de protección y seguridad de entes nacionales y regionales comenzaron a llegar al lugar.

Después de la 1:00 de la tarde, la inquietud se transformó en miedo; el presentimiento se convirtió en un contexto real. Propios y extraños, que estaban en ese lugar, fueron testigos de cómo el río había tomado por asalto las arterías viales, es decir, estaba ocupando su caudal, el cual ha sido separado con el paso de las décadas por la mano del hombre.

En “cuestiones de segundos” cambió el panorama. Lo que era un inicio de tarde rutinario, comerciantes en sus negocios, estudiantes en clases, hombres y mujeres en sus faenas laborales, alguno que otro joven echando broma en la calle, cambió a instantes de desespero y terror. Habían pasado diez días desde el deslave de Las Tejerías, en el que muchos de los habitantes de El Castaño se solidarizaron con los afectados de la capital del municipio, Santos Michelena, cuando la tragedia, una, que ninguno invitó, llegó a los hogares del noreste de Maracay.

Agua “revuelta”, árboles, piedras, carros, sedimentos, entre otros objetos, comenzaron a adornar la avenida principal de esa zona. Entre tanto, las viviendas y demás infraestructuras ubicadas por el lugar, colapsaban.

Las personas buscaban resguardar sus vidas. Corrían de un sitio a otro; la mejor manera de preservar su integridad era llegar hasta puntos altos. Unos pudieron hacerlo, mientras que el resto se vio en la necesidad de echar atrás, porque la zona prevista para llegar, también estaba afectada o estaba bajo amenaza.

“No fue mentira”, qué vecinos instalados en partes altas observaban como el agua “revuelta” arrastraba todo. Personas flotando se vieron, afortunadamente, sin saldo negativo hasta las 4:00 de la tarde; se agarraban de lo que estuviera a su alcance y así lograban ponerse a salvo.

Bombonas, cocinas, neveras navegaban por la zona. Alguno que otro atrevido hizo lo imposible por apoderarse de todo lo que podía echarle mano, arriesgando incluso la vida.

El martes, la situación estaba planteada para mantener los operativos de rescate, evaluar los daños causados y evacuar a los habitantes de sitios más recónditos afectados por la vaguada. Se iba cumpliendo paulatinamente, con la amenaza de lluvia, desconcierto y en medio del dolor de aquellos que lo perdieron todo.

Cabe destacar, que después de la 1:00 de la tarde de ayer, una “alarma de río” ocasionó que “todo el mundo” se activara. “El agua se salió otra vez, bajen, corran por sus vidas, porque viene con más fuerza”, fueron algunas de las exclamaciones que se escucharon ayer.

Efectivamente, las autoridades nacionales y regionales, por prevención evacuaron la zona. Comenzando hubo desespero, incertidumbre y miedo, no terminaban de asimilar el terror vivido 24 horas antes, cuando se veían amenazados por otra crecida. Afortunadamente (5:00pm) no ocurrió nada, más allá del sobresalto.

ALGO NUNCA VISTO

Juan Rivera

Juan Rivera: “Fue una cosa inesperada, de la que nadie está preparado para esto; fue una situación que ocurrió muy rápido. Nosotros fuimos muy afortunados de no sufrir lo que mucha gente pasó este lunes. Vivimos en el callejón Palmarito y entre 2:00 y 2:30 de la tarde se desencadenó toda esta tragedia. Comenzamos a escuchar esos ruidos tan extraños de la montaña y a oler a tierra mojada, estamos acostumbrados a esas cosas, pero el presentimiento de que algo pasaría no desapareció hasta que vimos con nuestros ojos todo este desastre, que repito, nadie está preparado para enfrentar la fuerza de la naturaleza”.

Oscar Godoy

Oscar Godoy: “Lo del lunes fue una cosa inesperada, nunca vista en esta zona; la parte de arriba de la urbanización Palmarito, donde está la represa, cedió y se vino el deslave, desvastados varios sectores y dañando casas de la avenida principal de El Castaño; hemos visto pérdidas totales en infraestructuras, lamentablemente fallecidos y varios desaparecidos en estos momentos. He ayudado a unas treintas personas, a las cuales sacamos del lodo, incluso, algunos estaban tapiados, pero afortunadamente están vivos; yo soy de Puente Nuevo, gracias al Todopoderoso todo está bien por allá, por ello, me vine de voluntario a la parte de arriba”.

Yineth Bolívar

Yineth Bolívar: “Me encontraba en la zona El Dique, por donde vivo y vimos que bajaba mucha agua, eso pasó como a las 2:00 de la tarde. Un vecino me avisó que Palmarito se había desbordado y que el agua estaba pasando por la avenida principal; ante eso, decidí buscar un sitio seguro donde resguardarme y a los míos, es especial, a mi madre que está en silla de ruedas. Para mí todo comenzó como a las 2:30 de la tarde, busqué la manera se acercarme hasta la avenida y observé como el agua arrastraba carros, árboles y todo tipo de sedimentos y escombros; escuchamos personas gritando, pidiendo auxilio. Este martes la presión de agua no ha bajado, porque una parte del dique cedió porque superó el estándar de nivel normal, esperamos que no siga lloviendo”.

Glendys Siso

Glendys Siso: “Yo había visto estas cosas sólo en películas, que terremotos y tsunamis acaban con todo lo que puedan, pero lo del lunes me tiene impresionada. Comenzó a llover cerca de las 11:00 de la mañana con fuerza y a las 2:00 comenzó a bajar agua revuelta desde la urbanización El Castaño. Me encontraba sola con mi hija, esperando que llegara mi esposo, pero al ver que todo esto estaba inundado, busqué lo más alto para resguardar la vida. Totalmente impresionada, me ocasionó mucho temor todo lo vivido, porque repito, nunca había visto algo así, de frente, tan real, porque fue real, nada de lo que vivimos se pasó por redes sociales, se inventó. Aquí frente a nuestros ojos está el resultado de lo que pasó y todavía hay amenaza de lluvias”.

Johana Borges

Johana Borges: “A eso de las 4:00 de la tarde estábamos aquí en mi casa, en el sector Puente Nuevo, mi hija de 15 años, su bebé de cinco meses y yo, porque la otra niña se encontraba en el liceo, cuando comenzó a meterse el agua fuertemente hasta allá adentro. Fue un metro y medio de lodo en nuestra vivienda, como pudimos salir, con la fuerza de Dios lo hicimos. Todo pasó muy rápido, llovió mucho, escampó y después de una hora se vino el deslave. Fue una vivencia demasiado horrible, pensamos que nos íbamos a morir, pero aquí estamos; lo que pedimos es ayuda, alimentos, agua, perdimos la ropa, muchas cosas, pero no perdimos la vida que es lo más importante.

HBRI. | elsiglo
fotos | JOEL ZAPATA